martes, 13 de abril de 2010

La curación por el sonido

La curación por el sonido. El bazo


En el Tao Curativo el quinto sonido curativo, de acuerdo con el orden creativo de los cinco elementos, corresponde al bazo que tiene como órganos asociados al estómago y al páncreas. Su elemento es la Tierra y su estación del año el verano indio, una temporada de transición que se presenta entre el verano y el otoño.

En el bazo, según la filosofía china, es donde las personas asimilamos lo que aprendemos y donde se encuentran tanto la preocupación, ansiedad y la constricción (cuando nos sentimos sin salidas y víctimas de una determinada situación) como la justicia, la apertura y el equilibrio.

Los labios y el tacto son los sentidos relacionados con este órgano vital, así como el sabor dulce o neutro y los colores que van del café oscuro al amarillo dorado. Su voz es el canto y su horario junto con el páncreas es por la mañana, de 9 a 11.

Para limpiar y mantener en equilibrio al bazo el sonido curativo es Juuuuuu que se emite abriendo un poco la boca, de modo subvocal, sintiéndolo en las cuerdas vocales, emitiendo el sonido desde la zona del bazo páncreas.

La posición es sentada o sentado, en un lugar cómodo en la orilla de la silla, ojos cerrados, piernas separadas, pies bien puestos en el suelo (haciendo Tierra), habiendo relajado antes la columna vertebral (con los hombros muy sueltos), el cuello y la espalda, las manos colocadas sobre los muslos con las palmas hacia arriba.

Los pasos a seguir, según el manual El sistema completo de disciplinas taoístas de Janette Nutis, instructora Senior de Tao Curativo, son:

1. Con los ojos cerrados toma conciencia del bazo –centrando tu atención desde la mente en el costado izquierdo debajo de las costillas-- y siente su conexión con los labios, como si “besaras” este órgano vital, sonríele, al igual que al estómago, al bazo, hasta que sientas que estás en contacto con estos dos órganos. Observa la calidad de tu energía, registrando cualquier sensación de tierra seca, constricción (una sensación cómo de estar en “un callejón sin salida”), un color café o sentimientos de ansiedad, preocupación o inquietud. Visualiza una luz amarilla: la luz dorada del verano indio.
2. Inhala profundamente, moviendo los brazos al frente y colocando los dedos medios de ambas manos bajo el esternón, en la parte izquierda de la caja toráxico. Abre los ojos y mirando hacia arriba, presiona suavemente con los dedos, empujando el estómago, bazo y espalda hacia atrás y ve exhalando el aire con el sonido Juuuuuu. Siente la vibración del sonido empezar a mover la energía en estómago y bazo, y cómo el exceso de calor, toxinas y energía de preocupación son expulsados desde el saco que los envuelve.
3. Al terminar de exhalar, mueve los brazos hacia la corona (punto que está en el centro de la cabeza) y visualiza que juntas la luz amarilla, vierte esta luz sobre tu cuerpo y hacia el estómago y bazo. Baja los brazos, coloca las manos frente a estos dos órganos, irradia esta luz hacia ellos y cúbrelos con apertura y equilibrio.
4. Regresa a la postura original. Descansa un momento con los ojos cerrados y siente a estómago y bazo. Sonríe e imagina que sigues haciendo el sonido, siente la vibración del sonido moviendo y limpiando la energía en el estómago y bazo, respira normalmente y visualiza estos dos órganos brillando con luz amarilla.

Acerca de este momento, dice Nutis, “esto los fortalecerá y activará con las virtudes de apertura, justicia y equilibrio, con cada respiración trata de sentir cómo la tibia luz amarilla reemplaza el exceso de calor, toxinas y energía de preocupación en estos órganos”.

Se recomienda hacer este ejercicio todos los días, en serie de tres, y repetir toda la secuencia de 9 a 36 veces para aliviar indigestión, náuseas, diarrea o desintoxicar el bazo.

La práctica diaria de los sonidos curativos se debe hacer de preferencia por la noche antes de dormir, cuando lo necesites (si vives una situación de preocupación, ansiedad o empiezas a sentir lástima de ti misma o mismo) y/o como parte de los otros cinco sonidos curativos: pulmón, riñón, hígado, corazón y triple calentador